La creatividad es la única respuesta viable ante la incertidumbre
Paradigmas
Cambio de paradigmas y auto-transformación

Actualmente, la tecnología moderna ofrece múltiples comodidades a las que es posible acceder. No obstante, el hombre de hoy está buscando esa misma comodidad exterior en el interior de sí mismo.

En búsqueda del contexto que acoja las necesidades existenciales de hoy, se vuelve la mirada a las tradiciones ancestrales; la medicina actual evoluciona hacia una concepción holística mente-cuerpo; nace la psicología transpersonal con un enfoque que aborda al ser humano en su totalidad personal y espiritual; se valora el poder terapéutico de lo trascendente; la terapia cognitiva cobra vigencia; el enfoque científico se amplía; y nace la física cuántica con premisas que auspician el desarrollo de las neurociencias de la consciencia. Esta nueva visión integradora une sabiduría antigua, espiritualidad y ciencia moderna en el diseño del nuevo paradigma.

El mundo entero está pasando desde hace algunos años por una revolución médica. Por más que buscan los médicos actuales serios, no encuentran una teoría holística del hombre; el resultado de este vacío conceptual es que la mayoría de dichos médicos se vuelven eclécticos.

En psicología ocurre otro tanto. En los años sesenta se origina un movimiento psicológico alrededor del término transpersonal, el cual fue usado por primera vez en 1900 por William James, de la universidad de Harvard. Se considera que los que asentaron las bases de esta escuela, que posteriormente se ha convertido en la psicología transpersonal, son Richard M. Bucke, Carl G. Jung y Roberto Assagioli. Los pioneros del movimiento psicológico de los sesenta son investigadores notables como Stanislav Grof, Anthony Sutich, Miles Vich, Abraham Maslow, entre otros.

Transpersonal significa ir más allá de la persona, del yo, del ego; es ir a una dimensión que trasciende los límites personales y nos lleva a una realidad espiritual. Se refiere a la experiencia, procesos y eventos en los cuales el sentido limitado de nuestra identidad es trascendido, y un sentimiento de conexión con algo más grande (una realidad más significativa) es experimentado. La dimensión transpersonal tiene que ver con la espiritualidad, con el camino de transformación personal que tiene lugar cuando tratamos de dar respuesta a la primera pregunta: ¿quién soy yo? Transpersonal significa ir más allá de la persona, pero ¿Sabemos lo que es la persona?, ¿Somos nuestros pensamientos?, ¿Somos nuestra memoria?… ¿Qué somos?

Nuestro universo interior -invisible e infinito- no deja de ser concreto, y es posible reorganizarlo conscientemente. El primer paso es aprender a escuchar las exigencias del alma, del ser. Ello implica comprometerse con uno mismo y estar dispuesto a afrontar los retos que presenta el recorrido del despertar interior, recorrido que pasa por ampliar los límites de la consciencia personal, del yo cultural – de ese yo pequeño, ingenuo, condicionado, que se construye de 0 a 20 años- y lograr su integración con el ser, con lo que realmente uno es. No es poca cosa despertar el ego, el yo, la personalidad, ante ese yo profundo que ya está despierto dentro de uno.

Muchas de las “experiencias transpersonales”, vividas en periodos de exploración profunda, tienen naturalmente características autotransformadoras equivalentes a las experiencias iniciáticas de tradiciones ancestrales. Y muchas veces, en ese recorrido por las zonas retiradas de la psique, uno puede encontrarse con episodios dolorosos que exigen ser metabolizados e integrados a la consciencia.

Para abordar estas crisis evolutivas se hace necesario aprender a generar estados de bienestar interior que faciliten detener la lucha interna para reconciliarse con uno mismo y darse permiso para ser feliz.

¿Qué necesitamos? Para comenzar, requerimos liberarnos del condicionamiento del “no se puede”; un buen manejo de la atención; y fortalecer la voluntad haciendo de la autobservación un arte. Sé por experiencia personal y terapéutica que desplegar este inmenso potencial es más fácil de lo que imaginamos, porque es inherente a nuestra naturaleza evolutiva siempre y cuando el punto de partida sea un sólido compromiso con el trabajo sobre uno mismo. Solo a partir de este compromiso se podrá llevar la mente a un nivel de experiencia más que a un nivel conceptual. Significa la redención del ego ante el universo. Significa ceder el liderazgo de la propia existencia al maestro interior, a la consciencia, y permitir que se exprese desde el corazón y en los actos.

“Solo un organismo unificado y fuerte internamente, será fuerte externamente.”